14 feb 2014

Ucrania, Rusia y la geopolítica del gas


Desde la caída de la antigua Unión Soviética (URSS) y los vanos intentos de democratización y occidentalización rusa por parte de Boris Yeltzin, Vladimir Putin estaba decidido a retomar las riendas de la Federación; es así como desde su ascenso al poder decidió utilizar un energético que sería, es y será clave para un intento de posicionamiento en la arena internacional: El gas.

Para tal cometido, se necesitaría de allegados y conglomerados que dieran inicio a la explotación y comercio del gas: Gazprom. Vínculos con empresarios alemanes como Hans-Joachim Gorning –que a su vez fue el encargado de redes de gasoductos en la República Democrática Alemana (RDA), y que al mismo tiempo nos permite reflexionar sobre los antiguos encargos en materia de seguridad de Putin como miembro de la KGB-, hacen de Gazprom una auténtica plataforma continental para Rusia. Decimos “plataforma” pues en la actualidad la empresa, cuya propiedad es 50% del Estado ruso, despacha el 40% del suministro gasífero a Europa Occidental.

Representando el 25% del sector energético ruso y el 60% de sus exportaciones totales, el tránsito por medio de gasoductos al resto de Europa es de suma importancia para ambos bandos; sin embargo, poco más del 80% del total del gas que viaja desde el país euroasiático tiene que transitar por territorio ucraniano. He ahí un grave peligro para los intereses geoestratégicos rusos, pues en últimos años –desde la elección del mandatario Viktor Yushchenko– Ucrania ha decidido mantener tendencias occidentales, desdeñando los antiguos vínculos soviéticos y los actuales, puesto que forma parte de la Comunidad de Estados Independientes (CEI).
            
De dichos roses surgen las llamadas Guerras del Gas entre Rusia y Ucrania, las cuales han consistido en cortes en el suministro de gas para Ucrania y, a manera de un “daño colateral”, a los países europeos receptores. Para sortear estos conflictos y continuar con un flujo de gas ininterrumpido, han surgidos proyectos alternos como los gasoductos Northstream y Southstream que, como sus nombres lo indican, rodean a Ucrania al norte y sur para desembocar en Alemania; de ahí continúa la comercialización a los demás países que requieren el recurso natural.
            
Actualmente Ucrania sufre de ingobernabilidad gestada por grupos de presión en contra del régimen actual. Se piensa que tales agrupaciones tienen incrustados intereses rusos, otros con tendencias a favor de la Unión Europea y de los Estados Unidos; al final del día los intereses son claros y de índole geopolítica. Sea por la lucha del tránsito del gas o con fines geoestratégicos para aumentar el cerco occidental a la Federación Rusa, se vislumbra un continuo roce entre los intereses rusos con la comercialización del gas en aras de un repunte como potencia internacional, y las tendencias occidentales de suplir su dependencia al petróleo con el uso de una energía menos contaminante, como lo es el gas.

           
Por lo tanto también hay que poner la debida atención a lo que ocurra con la cuestión de Siria, puesto que en este país se encuentran las reservas, probadas, más grandes de gas y un acceso seguro al Mar Mediterráneo; el cual dota de una transportación idónea para el gas –aunque a costos elevados- hacía destinos lejanos (no regionales), entiéndase: América y los Estados Unidos.

Fuentes de consulta:

La geopolítica del gas natural. Michael T. Klare.

Gas y Política: Una geopolítica explosiva. Carlos Miranda Pacheco y Javier Aliaga Lordemann.

La guerra del gas entre Rusia y Ucrania provoca escasez en 16 países europeos. Rodrigo Fernández para el periódico El País:                                                                                      http://elpais.com/diario/2009/01/07/internacional/1231282806_850215.html

Novedades y tendencias en la geopolítica europea del gas. Francisco J. Ruíz González.

Por: César Montoya Morales
Relaciones Internacionales / UNAM - FES Aragón
4to. Semestre