21 mar 2014

Modelos educativos en los Caracoles Zapatistas

Hace pocos días recibí con total agrado un mensaje de una amiga lejana, su nombre responde a Bárbara; ella estudia Pedagogía en educación básica en la Universidad de San Sebastián, Ciudad de Concepción, Chile. En dicho escrito me manifestaba la confianza de preguntarme sobre qué sabía yo del modelo educativo Caracol Zapatista en Chiapas, a lo que yo contesté que el hecho de que ella estudie pedagogía y se le haya encargado tal investigación me parecía totalmente coherente por la calidad e innovación que en los caracoles del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) se le imprime al papel de la educación. Por ello, he aquí una sintetizada respuesta que ayude no solo a sortear tu compromiso académico, Bárbara, sino que a su vez te ayude a mirar este rostro de mi país: México.

Antecedentes:
El zapatismo ha sido una corriente de pensamiento revolucionario que data de un magno conflicto armado a inicios del siglo pasado: La Revolución Mexicana. Emiliano Zapata lo encabezó - de ahí deriva el nombre - en la región sur del país y se caracterizó siempre por manifestar preocupaciones y acciones de la población indígena y campesina; "la tierra es de quien la trabaja", fue un lema característico de Zapata y base de un intento futuro del Estado mexicano para dotar de ejidos[1] a los trabajadores agrícolas.
Tras la muerte del caudillo del sur (y demás personajes detractores del gobierno como Francisco Villa, en el norte), los venideros líderes revolucionarios hicieron lo increíble: Institucionalizar la revolución. De esa manera, vendría un rápido crecimiento económico en México, pero a costa de las clases rezagadas de la sociedad, entre ellas las comunidades indígenas. Abusos de poder, despilfarros y mucha corrupción en las altas esferas gubernamentales hicieron que el proceso de institucionalidad revolucionaria cayera en crisis a inicios de la década de 1980. A raíz de estos sucesos, el país tuvo la penosa necesidad de contraer deudas estratosféricas con el país vecino del norte: los Estados Unidos (EE.UU). Dando inicio al fenómeno de desmantelamiento del Estado de bienestar con diversas privatizaciones de empresas públicas y la llegada de gran cantidad de inversión extranjera directa a México; inversión condicionada a pago que muchas veces resultó injusta por la enorme diferencia de desarrollo entre ambos Estados.
El cenit de esta ola de tendencias neoliberales tendría lugar en la administración del ex presidente mexicano Carlos Salinas de Gortari con la planeación y ejecución de un Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). En consecuencia, el 1ro. de Enero de 1994, junto con la entrada en vigor del tratado comercial, México despertó con la noticia de una insurrección armada en el sureste del país; el EZLN había decidido bajar de las montañas y tomar con las armas diversas municipalidades chiapanecas, la más representativa estaba incluida: San Cristóbal de las Casas. No obstante a esta repentina aparición en la escena pública, la corriente neozapatista ya se desarrollaba desde décadas anteriores, acompañada de una importante masa de indígenas y la venia de episcopados chiapanecos que simpatizaban con la corriente marxista-católica de la Teología de la Liberación, con Samuel Ruíz a la cabeza.
Es aquí donde se necesita hacer mención de Rafael Guillén Vicente, o mejor conocido como Subcomandante Marcos. Él funge el papel mediático de ser el principal ideólogo del pensamiento neozapatista, además de ser el líder visible del movimiento beligerante por haber sido desde un inicio el vocero principal de la Declaración de la Selva Lacandona[2], de las negociaciones de paz con el gobierno federal mexicano y de eventuales discursos y comunicados derivados del EZLN.

¿Qué son los modelos de organización Caracol Zapatista?
Tiempo después de las cruentas batallas entre el EZLN y el Ejército Mexicano, las comunidades rebeldes se asentaron en diversas municipalidades del Estado de Chiapas; con ellas y su influencia zapatista, la vida diaria en su interior debía dar un giro profundo. A partir de ese momento aparecen los llamados Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas (MAREZ), con un total de 32, en 1994; sin embargo, las verdaderas cabeceras de la organización aparecerían junto a las cinco Juntas de buen Gobierno (JBG), cada una de ellas localizadas dentro de los cinco Caracoles Zapatistas, surgidos posteriormente, en 2003, ante las infructuosas negociaciones entre el gobierno mexicano y el EZLN para la ratificación de los Acuerdos de San Andrés[3]:
·  Caracol “hacia la esperanza”: Conformado por regiones Tojolabales, Tzetzales y Mames, son regidas por la JBG Selva fronteriza.
·  Caracol “corazón céntrico de los zapatistas delante del mundo”: Formado de comunidades Ovetnic, Tzotziles y Tzeltales; se rigen ante la JBG Altos de Chiapas.
·        Caracol “el camino del futuro”: Integrada por Garruchas y Tzeltales, rinden cuenta de su buena obra a la JBG Selva Tzeltal.
·     Caracol “corazón del arcoíris de la esperanza”: Agrupando a comunidades Tzeltales, Tzotziles y Tojolabales, se organizan ante la JBG Tzots Choj.
·    Caracol “nueva semilla que va a producir”: Formada de Choles, Zoques y Tzeltales, trabajan conjuntamente con la JBG de la zona norte de Chiapas[4].

En cada Junta de buen Gobierno se vela por la justa administración de ingresos monetarios, sean estos provenientes de la sociedad civil nacional o internacional, canalizando estas aportaciones a regiones que, según su consideración previa, se encuentren necesitadas del recurso; así mismo, cada MAREZ establece sus lineamientos en cuanto a impartición de justicia, salud comunitaria, educación, vivienda, tierra, trabajo, alimentación, comercio, información, cultura, tránsito local, etcétera.

El papel de la educación en los Caracoles Zapatistas
Posteriormente al establecimiento de los Caracoles a lo largo de las zonas simpatizantes con el movimiento zapatista, se establecieron proyectos de proyección internacional con las Escuelas Rebeldes Zapatistas o, mejor conocidas como, Escuelitas Zapatistas. En ellas, se reúnen a diversos personajes y agrupaciones civiles nacionales o extranjeras para realización de trabajos comunitarios y para la toma de una cátedra totalmente especial. Básicamente las enseñanzas impartidas en las Escuelitas están a cargo de los pobladores zapatistas; ellos, asumen la responsabilidad de cada uno de los visitantes y ambos realizan a la par labores de la vida cotidiana.
Los asistentes pueden ser testigos de múltiples asambleas populares con el fin de que se observe cómo la voluntad del pueblo hace posible un gobierno conjunto; ahí no existe el rigor académico que la educación eurocentrista exige a lo largo del orbe, tampoco los debates son interrumpidos por posturas ideológicas; los académicos y estudiosos presentes simplemente conversan de manera natural y observan una auténtica forma de lograr consensos políticos y sociales efectivos, mostrando que la vanguardia educativa no se mide dentro de cánones cuantitativos, sino cualitativos, y, a su vez, que se pueden llevar a cabo desde los rincones remotos del “subdesarrollo” (énfasis en el entrecomillado). [5]

Conclusiones
Quiero expresar a mi compañera y amiga Bárbara mi más sincero entusiasmo en que este pequeño escrito sea de utilidad no solo para el cometido académico al cual me remití a explicar en las primeras líneas; deseo, igualmente, que logre abrir una vía más de reflexión sobre  una situación compartida entre nuestros países y, en general, dentro del continente americano: La lucha y reivindicación de entidades indígenas por su autonomía.
Así como la situación de los caracoles en Chiapas continúa desarrollándose, en Chile con la “nueva” administración presidencial se debe prestar atención al devenir de la situación Mapuche y la posibilidad de que con una Asamblea Constitutiva (exigida por el pueblo chileno con la firma “AC” en las boletas electorales de la reciente elección) se dejen atrás los preceptos liberales, e incluso dictatoriales de la junta militar de Pinochet, para adaptar una Carta Magna que sea acorde con la coyuntura actual de la sociedad de tu país. Si ello ocurre y se les otorga al fin a todas las comunidades de la Araucanía un estatuto de región autónoma, que cabe resaltar es un avance que en México se ha podido llevar a cabo, habremos dado un paso grande como la sociedad latinoamericana que representamos. [6]





[1] El ejido fue durante mucho tiempo una porción de tierra que el gobierno mexicano otorgaba a diversos administradores para su explotación y trabajo. Era condicionante el papel del Estado al estar prohibido el lucro de estos territorios con su venta o renta.
[2] Consultar el comunicado en: http://palabra.ezln.org.mx/comunicados/1994/1993.htm
[3]Acuerdos de San Andrés sobre derechos y cultura indígena: http://zedillo.presidencia.gob.mx/pages/chiapas/docs/sanandres.html
[4] Para una revisión más detallada de la división política de cada Caracol, ver la siguiente liga con las regiones chiapanecas que abarca y el nombre de cada uno de sus municipios: http://www.enlacecivil.org.mx/caracoles.html

[5] Para una revisión un poco más detallada del itinerario de las sesiones en las Escuelitas Zapatistas, aquí un artículo de opinión del periodista Miguel Concha: http://www.jornada.unam.mx/2013/08/31/opinion/017a2pol
[6] He aquí dos portales oficiales de la lucha del EZLN; así es, un movimiento social-beligerante que tiene sitios de internet e incluso redes sociales:

Así mismo, otro sitio que pone en manos de quien así lo desee información de la Araucanía:



Por: César Montoya Morales (@CMontoyaParra)
Relaciones Internacionales / FES Aragón - UNAM
4to. semestre