7 mar 2014

#MásMúsicaChilena

 “Canto que ha sido valiente siempre será canción nueva…”   Víctor Jara / Manifiesto –

Y mediante tal manifiesto, la música de Jara ha perdurado hasta nuestros días. Tanto es así que en la más reciente visita de Bruce Sprigsteen a la capital chilena se entonó al unísono dicho tema como un tributo no solo al ícono de la nueva canción chilena, sino a la misma cultura musical del hermano país sudamericano.

¿Procesos de mundialización hicieron que el intérprete de Born in the USA retomara la canción de Jara? Por supuesto, así como la misma Joan Baez, próxima a visitar a Chile, se considere admiradora declarada de la vida y obra de Violeta Parra; por enunciar un ejemplo más de esta gran difusión de la música chilena alrededor del globo.

¿Ha sido suficiente la difusión musical nacional chilena? Por los resultados antes mencionados parecería que la respuesta es afirmativa; sin embargo, actualmente, y ante la llegada de una renovada administración de la presidenta electa Michelle Bachelet, se debate entre la opinión pública la posibilidad de aunar la música de todo tipo de género y las radiodifusoras en un convenio que parece a simple vista simple: 20% del total de la música difundida por radio debe ser enteramente de origen chileno.

No obstante a que entre la comunidad artística se respiran bríos de libertad y alegría por las implicaciones que podría tener esta medida en la difusión de trabajos 100% nacionales, existen reticencias por parte de la Asociación de Radiodifusiones de Chile (ARCHI) que son tomadas por sus contrapartes como infundadas y que, a su vez, implican un freno a las actividades que el Consejo de Fomento de la Música Nacional tiene por encargo, como la ley que esta es, que aplicar.

Cabe resaltar que tal Consejo surge de una iniciativa gubernamental del año 2004 (durante la administración de Ricardo Lagos Escobar): la ley 19.928 [1]. En dicho documento de ocho cuartillas se describen los procesos a tomar en cuanto a difusión musical y la organización del Consejo a nivel interno; además de resaltar los esfuerzos y contribuciones con premios a la música nacional y, cosa importante también de enfatizar, las obligaciones que el Estado chileno tiene para la causa musical. Por ejemplo, el hecho de resaltar obras sonoras dentro de actos oficiales e, inclusive, la difusión que en diversas representaciones diplomáticas se debe dar a las creaciones nacionales al exterior.

Así mismo, y parte vital del debate, aparecen dentro del escrito, en el título IV, los porcentajes obligados de música chilena que las radiodifusoras y televisoras tendrían que ceder a su programación; que en aquellos tiempos rondaba en un pequeño 8%. Hasta que en 2010 se propuso, por parte de Enrique Estay, diputado chileno, el aumento al 20% de esta difusión artística.

En efecto, la propuesta pasó casi cuatro años dentro del tintero. Hasta que con la llegada de una nueva situación política en Chile y gracias a intervenciones desafortunadas de la ARCHI mediante discursos sobre “imposiciones” a la libre determinación de la programación radial, se retomó el tema en vísperas de su votación en este mes de marzo.

¿Será suficientemente válida la postura de la ARCHI en cuanto a esta libertad de programación? Se piensa, y me uno a la corriente, que no se puede postergar más una resolución a favor del incremento en un 20% a la difusión de música chilena en las distintas estaciones de radio del país austral. Sostengo el argumento en cuanto a que la libre determinación de contenidos no será cuartada, puesto que la música chilena, al igual que en el resto de América Latina, es tremendamente diversa; de esta manera, las radiodifusoras no verán cambios radicales en las tendencias a las que cada una sean afines.

Sin duda, tal vez, sí haya un sector que no vea con buenos ojos el aumento del porcentaje: la industria transnacional musical que impera con contenidos anglosajones. Y, cabe agregar, que tal comentario no pretende de ninguna forma menospreciar el legado que tales expresiones han dado a la cultura universal contemporánea (que dicho sea de paso, es grande la cantidad de artistas o agrupaciones chilenas que interpretan en el idioma inglés).

Instrumentación; géneros como el jazz, blues, rock and roll, pop, hip hop, etc; y demás contribuciones, son íconos de una aculturación que, bien o mal, los latinoamericanos nos hemos dado a la tarea de complementar y mestizar con expresiones propias. Expresiones que por sí solas logran fenómenos de internacionalización y que en regiones extranjeras son mejor preciadas en comparación con lo que acontece a nivel nacional; la verdad sea dicha.

Habremos entonces de mirar a demás incursiones para la difusión musical nacional dentro de otros Estados latinoamericanos. La ley de responsabilidad social en radio y televisión, o ley “resorte”, se aplica en Venezuela desde el año 2004; tal dictamen consiste en la difusión radial de un 50% de música nacional y establece que dentro del porcentaje restante, extranjero, un 10% corresponderá a música latinoamericana o caribeña. La ley de servicios de comunicación audiovisual, rige en Argentina desde el 2009 un 30% mínimo de difusión musical nacional, añadiendo una cláusula que exige que la mitad del último porcentaje en mención sea de propuestas artísticas independientes.[2]

Restará esperar el desarrollo del debate dentro de los recintos legislativos chilenos y una eventual resolución en este mes; se gestan actualmente diversas manifestaciones populares y artísticas que busquen presionar de manera externa a los congresos y logren así un fallo favorable a la causa de la industria sonora chilena; la industria creadora y trabajadora de la música, claro está.

Habremos los mexicanos de mirar un poco más hacia el sur para rescatar este tipo de gestas en favor de la educación a través de las artes. Aspecto que durante las últimas administraciones educativas en México se ha dejado un poco de lado, para defender una postura extraña de medir los índices educativos cuantitativamente…

La moneda de la diversidad cultural está en el aire; brindémosle el apoyo suficiente mediante la costumbre de la práctica artística, en aras de que la patria tenga bien puesto su corazón[3].




[1] Ley No. 19.928 sobre fomento de la música chilena. Publicada en el Diario Oficial del 31 de enero de 2004. Ministerio de educación / Subsecretaría de educación.
[2] Consultado dentro de la siguiente nota: http://rocknvivo.com/2010/09/03/20-por-ciento-de-musica-chilena-en-las-radios/

[3] Vals de la educación para todos. Inti Illimani. Canto al programa. 1970.


Por: César Montoya Morales (@CMontoyaParra)
Relaciones Internacionales / FES Aragón - UNAM
4to. semestre