29 jul 2013

TAMAROD: ¿La ya conocida estrategia del pueblo o el último recurso del ejército egipcio?


Desde 2011 Egipto se dio a conocer como la fuente de movimientos sociales más fuertes de oriente próximo y el continente africano; con mayor participación popular y de impacto político a considerar, se ha encontrado en la mira de la Comunidad Internacional desde entonces. Hoy habrá que desmenuzar el conflicto de fondo desde ese espacio histórico hasta las revoluciones recientes que colocan en tela de juicio el rumbo que toma la Primavera Árabe, la democracia del Estado y el papel que juegan los principales actores del conflicto dentro de Egipto: el pueblo, el ejército y los Estados Unidos de América (EUA).
Primeramente debemos recordar o quizá conocer aspectos políticos y culturales del Estado; Egipto se envuelve en la magia y el misticismo de su pasado y no sólo eso, sino de la manera en que ha tenido que desenvolverse en su presente. Con una población en un 90% islámica sunita[1]  que soportó alrededor de 30 años (1981-2011) una dictadura encabezada por el Presidente Muḥammad Ḥusnī Sayyid Mubārak el cual tenía a los jóvenes egipcios en un sistema viciado de origen, donde no existían oportunidades para su potencial y aún con la ayuda de los EEUU de 30 millones de dólares, tenía a un tercio de la población sin saber leer ni escribir[2].
El 25 de enero de 2011 y a lo largo de 18 días el pueblo egipcio organizándose a través de las redes sociales principalmente, y contagiados del movimiento vivido en Túnez de características similares; decidieron levantar su voz logrando que el 11 de febrero el entonces Presidente dimitiera de su cargo y fuera condenado a cadena perpetua el 2 de junio de 2012[3].  Este movimiento de protesta social siempre estuvo acompañado y respaldado de las fuerzas militares del Estado egipcio, las cuales se hicieron cargo de la administración del mismo en todos los aspectos y fue el encargado de organizar nuevas elecciones.
Es menester dar el contexto de la relación que vive Estado-Ejército dentro de Egipto. Primeramente, es importante recalcar que el Jefe de Estado siempre ha sido Presidente y a la vez ex militar, el ejército ha estado a cargo del país desde que derrocaron a la monarquía en 1952. Desde entonces, cuatro de los últimos cinco mandatarios egipcios: Gammal Abdel Nasser, Anwar Sadat, Hosni Mubarak y Mohammed Hussein Tantawi, han sido miembros de las Fuerzas Armadas y han tenido un papel fundamental[4].  Si bien el Ejército egipcio protegió a los manifestantes en la plaza de Tahrir y apoyó el derrocamiento de Mubarak, desde entonces las críticas debido al control unilateral del proceso no se han detenido. Sin embargo, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA); siguen siendo una institución digna de respeto, un símbolo de unidad nacional y vislumbra como el único factor capaz de llevar la paz y estabilidad al Estado.
Existen diferencias clave con el movimiento tunecino que para muchos es punta de lanza en los éxitos alcanzados en la región; en Túnez la Asamblea Constituyente define la estrategia a seguir en materia política y económica, además de que ha logrado dejar a las fuerzas armadas en segundo plano y esto a causa de un ejército desunido desde la Primavera Árabe que se dividió en seguridad o policías locales que ayudaban, por defensa de sus intereses, al movimiento social. No hay que olvidar que la ayuda internacional fue quien en verdad encaminó los resultados de ahora y que con un ejército dividido fue "fácil" para la Asamblea reorganizar y canalizar a las fuerzas armadas en un proyecto de nación.
En Egipto las cosas son muy diferentes, ya que es un ejército unido que siempre ha tomado la última palabra en la toma de decisiones, podemos decir que sus revoluciones tiraron a un Jefe de las Fuerzas Armadas pero no a la dictadura que se vive por parte del ejército. La milicia controla compañías, dirigidas por generales retirados, particularmente activas en las industrias de agua, aceite de oliva, cemento, construcción, hotelería y gasolina[5].  Muchos de los gobernadores provinciales son oficiales retirados del ejército y hasta antes de la elección del Presidente Morsi, muchas de las instituciones civiles y del sector público estaban dirigidas por ex generales.
Después de los resultados de las elecciones convocadas por las Fuerzas Armadas encabezadas por el Presidente Interino y Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas: Mohamed Hussein Tantawi  en junio de 2012, tras un resultado que favorecía en dos rondas electorales a Mohamed Mursi Isa al-Ayyat, se veía venir un proceso de cambio, reformas y empoderamiento de la democracia egipcia. Mohamed Mursi se convertiría así en el primer civil en ocupar el cargo de Presidente y electo democráticamente.
Remarcaré aspectos que me resultan importantes para entender de fondo la situación que actualmente se vive en Egipto. El nuevo Presidente pertenece al partido político “Libertad y Justicia”  fundado por los Hermanos Musulmanes. En las elecciones compitió el partido que representaba a las Fuerzas Armadas que en el momento de la elección controlaban el Estado, sin embargo, como  ya se ha mencionado, la credibilidad del ejército perdió fuerza al no quitarse del ámbito político y seguir inmiscuido en rumores de tráfico de recursos, perdió.
El partido “Libertad y Justicia” si bien ha ganado las elecciones y es una fuerza política importante que a lo largo de casi 90 años ha intentado meterse en las altas cámaras de gobernanza, nunca lo ha logrado hasta ahora y aun así no tiene un peso político en el Estado debido a otro aspecto básico: la comunidad egipcia quiere vivir como en occidente, lejos de la islamización y un Estado teocrático[6].
Los Hermanos Musulmanes que legítimamente han ganado las elecciones a través de su partido, no representan más allá del 10% de la población que vive bajo cánones islámicos arraigados y poco ortodoxos. Se presentó una campaña electoral en pro de las reformas que encaminaran una democracia sólida, se vio separado evidentemente por encontrarse en la oposición de los estándares militares, sumado al discurso por parte de los Estados Unidos en contra de Mubarak y en favor del cambio de gobierno, enviando así un mensaje indirectamente a favor de Mursi. Siendo así Mohamed Mursi tanto para la Comunidad Internacional  que lo veía como un político moderado dentro de su partido en favor de la islamización como para el propio pueblo egipcio, el peor de sus males de los candidatos a ser electos.
Mursi ha sido un Jefe de Estado poco inteligente. El Presidente quitó de los cargos más altos de gobierno sin previa negociación (al menos abierta al conocimiento público) a los ex militares o a la junta de gobierno en transición sin hacer movimientos estratégicos de dónde les colocaría para no propiciar un evidente descontento de su parte. Lo cual ante los ojos del pueblo hubiera sido un gran golpe benéfico a su popularidad de no ser porque se reemplazaron esos altos puestos por miembros del partido que buscaban la islamización del Estado. El ejército había decidido eliminar el parlamento y él decido restituirlo con una orden que no se vota sino se manda como obligatoria, golpeando así la base del gobierno bajo un nuevo orden democrático. Un mes después cesa a Tantawi como Jefe de las Fuerzas Armadas; en noviembre de 2012 emite una nueva declaración constitucional para ampliar sus poderes y ordena que sus decisiones no puedan ser apeladas o revocadas por ninguna autoridad, incluido el poder judicial e inmunidad legal para su persona[7]. 
El voto popular aprueba la nueva Constitución, en la que se refuerza el papel del Islam y la restricción de la libertad de expresión y de reunión y más recientemente en junio, designa a islamistas a cargo de 13 de las 27 gobernaciones en Egipto; de forma polémica se nombra a un miembro del antiguo grupo armado de Gamaa Islamiya como gobernador de Luxor.
Todas estas decisiones tan polémicas hacen pensar a la comunidad con una visión de gobierno occidental que han cambiado a un dictador militar por un dictador islamista, por otro lado las Fuerzas Armadas lo han perdido todo y el Estado no fue capaz de negociar una mejora diplomática en materia de defensa y seguridad, ni una clara cadena de mandos, y qué hablar de la disminución de poder paulatinamente; que son estrategias que por ejemplo a América Latina le han funcionado.
Es aquí cuando se genera el descontento social nuevamente y resurge TAMAROD, que significa “rebelde o rebelión” quienes desde el movimiento contra Mubarak han sido partícipes importantes en la enajenación de las masas mediante redes sociales principalmente, donde su trabajo es organizar las protestas y juntar firmas para destituir al Presidente, actualmente dicen que han reunido 22 millones de firmas que equivalen a más de un cuarto de la población.[8] Sin embargo, los Hermanos Musulmanes lo desestiman diciendo que sólo han sido 170 mil. Sus argumentos del grupo son entre otros: que no se ha restablecido la seguridad interna, fijan una postura en contra del reciente préstamo de 4,800 millones de dólares por parte del Banco Mundial para sanear las cuentas públicas, servilismo aún mayor a los EEUU, que según ellos se hace evidente en las nuevas reformas al libre mercado que ha aprendido en la Universidad del Sur de California donde hizo su doctorado y país de donde sus hijos son nacionales.
El primero de julio se genera un movimiento masivo que se dice superó las dimensiones que se vivieron con Mubarak y nuevamente con el apoyo de las Fuerzas Armadas se ha destituido el 3 de julio al Presidente poco astuto, lo cual ha generado revueltas, heridos y muertes por los que apoyan a Mursi y sus opositores que cuentan con el ejército que a la vez es apoyado por los EEUU en este documento que se tiene junto con Israel de acuerdos de paz y colaboración.
Quizá sea que el pueblo egipcio ya sabe cómo organizarse para quitar a quien está al frente cuando no represente los intereses de la mayoría o que ha fallado en el cumplimiento de lo prometido en campaña, tal vez sea un alboroto propiciado por las Fuerzas Armadas que se habían quedado fuera en la toma de decisiones y, quienes vuelven a controlar el Estado hasta nuevas elecciones bajo una violencia que ya ha preocupado a las Naciones Unidas por esta nueva manera de exterminar a los que profesan el Islam.
Estados Unidos uno de sus principales aliados ha dicho que no considera que sea un golpe de Estado sino una revolución, de decir que se encuentra a favor estaría metiendo su mano en algo marcado como un ejercicio democrático y ajeno a él y de decir que se encuentra en contra estaría apoyando la islamización del Estado algo en lo que en verdad Estados Unidos ha mostrado su miedo a lo largo de los años. Así que lo más probable es que siga su relación de intercambio de estrategia y cooperación hacia con el ejército egipcio.

Edwin N. Vargas Plascencia
Relaciones Ineternacionales FES - Aragón





[1]Página oficial de la CIA. Fecha de consulta: 25 de julio de 2013. Enlace:https://www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/geos/eg.html
[2] “La Debacle Egipcia” por Carlos Delgado del 25 de julio de 2013.
[3] “Militares, Civiles y Democracia en el mundo Árabe” por Rut Diamint y Barah Mikail.
[4] Biografías militares del mundo. Véase: Gammal Abdel Nasser, Anwar Sadat, Hosni Mubarak y Mohammed Hussein Tantawi
[5] Análisis de las causas del golpe de Estado en Egipto. Especial de CNN Chile con fecha de 3 de julio de 2013.
[6]   “La Debacle Egipcia” por Carlos Delgado del 25 de julio de 2013.
[7] Diario “El País”. David Alandate. 27 de julio de 2013.
[8] BBC Mundo: “Tamarod: el movimiento que quiere sacar a Mursi del poder en Egipto.” Martes 2 de julio del 2013.