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30 jul 2013

Mensaje de Bienvenida del equipo de Bitácora Internacional

Estimados Universitarios:

El Comité Organizador de Bitácora Internacional les da la más cordial bienvenida a nuestra Universidad y les desea el mayor de los éxitos en el camino que acaban de emprender como una nueva generación de próximos internacionalistas que ha demostrado tener la entrega, el interés y la capacidad necesarios para cursar sus estudios de licenciatura dentro de nuestra Facultad.

En el momento en el que fueron seleccionados para ingresar a la Universidad Nacional Autónoma de México se dio por  iniciada una nueva etapa de su identidad: ahora ustedes son miembros de una comunidad, un hacer, un transformar y un ayudar común. ¡Ser Universitario es un privilegio!

Siéntanse seguros de que por el resto de su vida pertenecerán a un entidad construida sobre las bases del respeto a las ideas y a los derechos individuales, una entidad en la que se promueve el dialogo y la participación académica, cultural y deportiva con miras a formar mejores Mexicanos. Siempre vayan orgullosos de ella, respétenla, siéntanse honrados de estar dentro de  la máxima casa de estudios de nuestro país.

Ser Universitario es una condición de vida que conlleva responsabilidad y un enorme compromiso con la sociedad, con la propia institución pero sobre todo con ustedes mismos. Recuerden siempre que representar a esta institución es algo que los nutrirá por el resto de su vida.
Ingresar a la UNAM es una distinción de la que ahora ustedes son parte y representa una oportunidad que debe ser aprovechada al máximo. Alumnos de primer ingreso ustedes encontrarán en esta Universidad, sin lugar a dudas, su segunda casa.


Atentamente:

POR MI RAZA HABLARÁ EL ESPÍRITU

29 jul 2013

Las relaciones bilaterales México-Estados Unidos 1970-2013


Las relaciones entre México y Estados Unidos; desde la independencia de la Nueva España y las trece colonias, respectivamente, estableciendo los países que hoy conocemos; han sido conflictivas por naturaleza.

Hasta antes de la Segunda Guerra Mundial las relaciones entre ambos se caracterizaron por la guerra, los reclamos y una infinidad de asuntos por resolver que raramente se resolvían. Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos otorgó a México una situación especial por ser una pieza geográficamente clave y de vital importancia para su seguridad. Esta tendencia en las relaciones bilaterales, aunque disminuida por el término de la guerra, continuó en cierta medida por el desarrollo de la Guerra Fría y las pretensiones de Estados Unidos de mantener alejado al comunismo.

Para 1970 la política exterior mexicana dio un giro que afectó de manera inmediata las relaciones con Estados Unidos; la búsqueda de una política exterior más activa y una diplomacia multilateral conllevó a enfrentamientos, al menos diplomáticos, con el vecino del norte. Lo que muchos analistas denominaron provocaciones innecesarias (el acercamiento a Cuba o a la China Popular, la posición de defensa hacia países del Tercer Mundo, la búsqueda del establecimiento de un orden internacional más justo…) hicieron que Estados Unidos pusiera fin a la relación especial, de por sí ya deteriorada para esta época.

A pesar de la política exterior activa, la vulnerabilidad de México se hizo latente cuando Estados Unidos tomó medidas en cuanto al comercio o turismo. Sumido en crisis económicas, México volvió al seno de las relaciones anteriores, su política tradicional aislacionista. El auge petrolero dio un nuevo impulso de confianza a México, quien creyéndose una potencia media comenzó a alzar la voz de nuevo en foros internacionales, lo cual nuevamente causó fricciones a la relación bilateral con Estados Unidos, casos como la defensa de Nicaragua o El Salvador.

El desplome de los precios del petróleo le hizo entender a México, de nuevo, que no podía fiarse de sí mismo, ya en crisis, recurrió al mejoramiento de las relaciones con Estados Unidos. Las relaciones bilaterales se enfocaban durante estos periodos, y el posterior a cargo de Miguel de la Madrid, en temas económicos y fronterizos, éstas se mantuvieron en buena forma; y un tema predominante fue el de la deuda pública.

Fue en el periodo de Miguel de la Madrid que el narcotráfico comenzó a abrirse paso en la agenda bilateral, sin embargo, no era el predominante. Conflictos como el suscitado por el asesinato de Enrique Camarena o las afirmaciones de corrupción gubernamental realizadas por Estados Unidos en cuanto a este tema fueron algunos de los asuntos a tratar.

Con la inserción de México al modelo neoliberal, su ingreso al GATT; que el rumbo de las relaciones entre México y Estados Unidos dio un giro radical, este, marcaría la línea, principalmente económica, en las relaciones durante la década de los ochentas y noventas, en los periodos a cargo de Carlos Salinas y Ernesto Zedillo respectivamente.

La caída de la Unión Soviética permitió mayor movilidad a la diplomacia mexicana, la copartamentalización de temas, estrategia del gobierno de Salinas, permitió aislar los problemas de narcotráfico, si bien en ese momento México sólo era considerado como el paso de la droga y no el productor; y la migración, tratada con frecuencia de forma unilateral por Estados Unidos; de lo económico, logrando la firma del Tratado de Libre Comercio que profundizo las relaciones entre ambos países de manera impresionante.

La alineación con Estados Unidos después de la firma del TLCAN era obvia y las relaciones se mantuvieron en buen estado, hubo por primera vez una institucionalización oficial de las relaciones. El monopolio del Partido Revolucionario Institucional para Estados Unidos garantizaba la estabilidad política y económica del país; así permanecieron las relaciones hasta el año 2000.

El avance a la democracia con el triunfo de Vicente Fox vino acompañada por altas expectativas en cuanto a la relación con Estados Unidos. Con la Guerra Fría terminada, el país vecino afirmó la prioridad que México tendría en sus asuntos, el bono democrático y la afinidad entre el nuevo presidente y George W. Bush presagiaban grandes promesas, especialmente en cuanto a materia migratoria, tema en el que se estuvo a punto de firmar un acuerdo, la diplomacia mexicana se tornó en sus relaciones con Estados Unidos, alineación total que llevó incluso a roces diplomáticos con Cuba y otros países latinoamericanos.

No obstante, continuamente se presentan acontecimientos que dificultan el trato con la gran potencia hegemónica; los atentados del 11 de septiembre terminaron con la preferencia de Estados Unidos y México pasó a ocupar un papel secundario en la agenda de política exterior. Las relaciones tan promisorias no avanzaron en el rumbo debido, los temas continuaban siendo migración y narcotráfico,  adaptados sin embargo a la línea de política de seguridad internacional de Estados Unidos. México fue uno de los primeros en ser requeridos para cooperar en la lucha contra el terrorismo.

La alineación fue total, aunque en foros internacionales México desafió constantemente las políticas empleadas por Estados Unidos, un claro ejemplo ocurrió en el Consejo de Seguridad, mientras se debatía el asunto de la invasión a Irak; sin embargo el mantenimiento de una política dual aseguró el total alineamiento hacia Estados Unidos.

Con la llegada de Felipe Calderón a la presidencia mexicana, en una elección altamente cuestionada, la prioridad fue la estabilidad interna, por lo que se descuidaron los asuntos exteriores; la relación con Estados Unidos pasó a segundo plano. El narcotráfico se convirtió en el principal tema de la agenda, ahora México visto no solo como paso, sino como productor y víctima de una extrema violencia.

En 2009, la llegada de Barack Obama a la presidencia de Estados Unidos trajo amplias expectativas de cambio en la política exterior de estadounidense hacia México, sin embargo, esto no ocurrió. La crisis económica, los asuntos en Medio Oriente entre otros hicieron de México un asunto secundario para Estados Unidos. Las relaciones se mantuvieron cordiales y se establecieron programas como Iniciativa Mérida para combatir el problema de narcotráfico. Narcotráfico y migración destacaron como los ejes en la relación.

Al colocar el tema del narcotráfico en la prioridad de la relación con Estados Unidos, México quedó inserto a la doctrina de seguridad nacional estadounidense y a la subordinación de la guerra contra el narcotráfico a la guerra global contra el terrorismo. Estas tendencias fueron cuestionadas por el Presidente actual de México, Enrique Peña Nieto, y al menos en discursos se aseguró se buscaría el alejamiento de las mismas.

Sin embargo, es muy pronto para determinar si ocurrirá un verdadero distanciamiento en la alineación con Estados Unidos, o si se aplicará una política dual tan ampliamente realizada por gobiernos anteriores. La historia nos ha demostrado que un alejamiento de nuestro vecino del norte puede resultar catastrófico si no se toman las medidas adecuadas, por el alto grado de dependencia económica.

Aunque México como país no resulte de vital importancia para Estados Unidos, el conjunto de temas en la agenda bilateral sí lo son (narcotráfico, migración y comercio). Sin embargo, estos temas han sido abordados desde la óptica interna y es cuando estos asuntos rebasan la capacidad interna de Estados Unidos que México se torna en un actor relevante.

México y Estados Unidos países cultural, histórica y económicamente distintos comparten una frontera de más de tres mil kilómetros, sus vínculos van de lo económico a lo cultural pasando por muchas otras áreas y resulta imposible pretender que no existan conflictos. Esta relación singular, entre un país en desarrollo y el país más poderoso del mundo resulta única en el mundo. 

Denys Daniela Muñoz
Relaciones Internacionales FES - Aragón

TAMAROD: ¿La ya conocida estrategia del pueblo o el último recurso del ejército egipcio?


Desde 2011 Egipto se dio a conocer como la fuente de movimientos sociales más fuertes de oriente próximo y el continente africano; con mayor participación popular y de impacto político a considerar, se ha encontrado en la mira de la Comunidad Internacional desde entonces. Hoy habrá que desmenuzar el conflicto de fondo desde ese espacio histórico hasta las revoluciones recientes que colocan en tela de juicio el rumbo que toma la Primavera Árabe, la democracia del Estado y el papel que juegan los principales actores del conflicto dentro de Egipto: el pueblo, el ejército y los Estados Unidos de América (EUA).
Primeramente debemos recordar o quizá conocer aspectos políticos y culturales del Estado; Egipto se envuelve en la magia y el misticismo de su pasado y no sólo eso, sino de la manera en que ha tenido que desenvolverse en su presente. Con una población en un 90% islámica sunita[1]  que soportó alrededor de 30 años (1981-2011) una dictadura encabezada por el Presidente Muḥammad Ḥusnī Sayyid Mubārak el cual tenía a los jóvenes egipcios en un sistema viciado de origen, donde no existían oportunidades para su potencial y aún con la ayuda de los EEUU de 30 millones de dólares, tenía a un tercio de la población sin saber leer ni escribir[2].
El 25 de enero de 2011 y a lo largo de 18 días el pueblo egipcio organizándose a través de las redes sociales principalmente, y contagiados del movimiento vivido en Túnez de características similares; decidieron levantar su voz logrando que el 11 de febrero el entonces Presidente dimitiera de su cargo y fuera condenado a cadena perpetua el 2 de junio de 2012[3].  Este movimiento de protesta social siempre estuvo acompañado y respaldado de las fuerzas militares del Estado egipcio, las cuales se hicieron cargo de la administración del mismo en todos los aspectos y fue el encargado de organizar nuevas elecciones.
Es menester dar el contexto de la relación que vive Estado-Ejército dentro de Egipto. Primeramente, es importante recalcar que el Jefe de Estado siempre ha sido Presidente y a la vez ex militar, el ejército ha estado a cargo del país desde que derrocaron a la monarquía en 1952. Desde entonces, cuatro de los últimos cinco mandatarios egipcios: Gammal Abdel Nasser, Anwar Sadat, Hosni Mubarak y Mohammed Hussein Tantawi, han sido miembros de las Fuerzas Armadas y han tenido un papel fundamental[4].  Si bien el Ejército egipcio protegió a los manifestantes en la plaza de Tahrir y apoyó el derrocamiento de Mubarak, desde entonces las críticas debido al control unilateral del proceso no se han detenido. Sin embargo, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas (CSFA); siguen siendo una institución digna de respeto, un símbolo de unidad nacional y vislumbra como el único factor capaz de llevar la paz y estabilidad al Estado.
Existen diferencias clave con el movimiento tunecino que para muchos es punta de lanza en los éxitos alcanzados en la región; en Túnez la Asamblea Constituyente define la estrategia a seguir en materia política y económica, además de que ha logrado dejar a las fuerzas armadas en segundo plano y esto a causa de un ejército desunido desde la Primavera Árabe que se dividió en seguridad o policías locales que ayudaban, por defensa de sus intereses, al movimiento social. No hay que olvidar que la ayuda internacional fue quien en verdad encaminó los resultados de ahora y que con un ejército dividido fue "fácil" para la Asamblea reorganizar y canalizar a las fuerzas armadas en un proyecto de nación.
En Egipto las cosas son muy diferentes, ya que es un ejército unido que siempre ha tomado la última palabra en la toma de decisiones, podemos decir que sus revoluciones tiraron a un Jefe de las Fuerzas Armadas pero no a la dictadura que se vive por parte del ejército. La milicia controla compañías, dirigidas por generales retirados, particularmente activas en las industrias de agua, aceite de oliva, cemento, construcción, hotelería y gasolina[5].  Muchos de los gobernadores provinciales son oficiales retirados del ejército y hasta antes de la elección del Presidente Morsi, muchas de las instituciones civiles y del sector público estaban dirigidas por ex generales.
Después de los resultados de las elecciones convocadas por las Fuerzas Armadas encabezadas por el Presidente Interino y Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas: Mohamed Hussein Tantawi  en junio de 2012, tras un resultado que favorecía en dos rondas electorales a Mohamed Mursi Isa al-Ayyat, se veía venir un proceso de cambio, reformas y empoderamiento de la democracia egipcia. Mohamed Mursi se convertiría así en el primer civil en ocupar el cargo de Presidente y electo democráticamente.
Remarcaré aspectos que me resultan importantes para entender de fondo la situación que actualmente se vive en Egipto. El nuevo Presidente pertenece al partido político “Libertad y Justicia”  fundado por los Hermanos Musulmanes. En las elecciones compitió el partido que representaba a las Fuerzas Armadas que en el momento de la elección controlaban el Estado, sin embargo, como  ya se ha mencionado, la credibilidad del ejército perdió fuerza al no quitarse del ámbito político y seguir inmiscuido en rumores de tráfico de recursos, perdió.
El partido “Libertad y Justicia” si bien ha ganado las elecciones y es una fuerza política importante que a lo largo de casi 90 años ha intentado meterse en las altas cámaras de gobernanza, nunca lo ha logrado hasta ahora y aun así no tiene un peso político en el Estado debido a otro aspecto básico: la comunidad egipcia quiere vivir como en occidente, lejos de la islamización y un Estado teocrático[6].
Los Hermanos Musulmanes que legítimamente han ganado las elecciones a través de su partido, no representan más allá del 10% de la población que vive bajo cánones islámicos arraigados y poco ortodoxos. Se presentó una campaña electoral en pro de las reformas que encaminaran una democracia sólida, se vio separado evidentemente por encontrarse en la oposición de los estándares militares, sumado al discurso por parte de los Estados Unidos en contra de Mubarak y en favor del cambio de gobierno, enviando así un mensaje indirectamente a favor de Mursi. Siendo así Mohamed Mursi tanto para la Comunidad Internacional  que lo veía como un político moderado dentro de su partido en favor de la islamización como para el propio pueblo egipcio, el peor de sus males de los candidatos a ser electos.
Mursi ha sido un Jefe de Estado poco inteligente. El Presidente quitó de los cargos más altos de gobierno sin previa negociación (al menos abierta al conocimiento público) a los ex militares o a la junta de gobierno en transición sin hacer movimientos estratégicos de dónde les colocaría para no propiciar un evidente descontento de su parte. Lo cual ante los ojos del pueblo hubiera sido un gran golpe benéfico a su popularidad de no ser porque se reemplazaron esos altos puestos por miembros del partido que buscaban la islamización del Estado. El ejército había decidido eliminar el parlamento y él decido restituirlo con una orden que no se vota sino se manda como obligatoria, golpeando así la base del gobierno bajo un nuevo orden democrático. Un mes después cesa a Tantawi como Jefe de las Fuerzas Armadas; en noviembre de 2012 emite una nueva declaración constitucional para ampliar sus poderes y ordena que sus decisiones no puedan ser apeladas o revocadas por ninguna autoridad, incluido el poder judicial e inmunidad legal para su persona[7]. 
El voto popular aprueba la nueva Constitución, en la que se refuerza el papel del Islam y la restricción de la libertad de expresión y de reunión y más recientemente en junio, designa a islamistas a cargo de 13 de las 27 gobernaciones en Egipto; de forma polémica se nombra a un miembro del antiguo grupo armado de Gamaa Islamiya como gobernador de Luxor.
Todas estas decisiones tan polémicas hacen pensar a la comunidad con una visión de gobierno occidental que han cambiado a un dictador militar por un dictador islamista, por otro lado las Fuerzas Armadas lo han perdido todo y el Estado no fue capaz de negociar una mejora diplomática en materia de defensa y seguridad, ni una clara cadena de mandos, y qué hablar de la disminución de poder paulatinamente; que son estrategias que por ejemplo a América Latina le han funcionado.
Es aquí cuando se genera el descontento social nuevamente y resurge TAMAROD, que significa “rebelde o rebelión” quienes desde el movimiento contra Mubarak han sido partícipes importantes en la enajenación de las masas mediante redes sociales principalmente, donde su trabajo es organizar las protestas y juntar firmas para destituir al Presidente, actualmente dicen que han reunido 22 millones de firmas que equivalen a más de un cuarto de la población.[8] Sin embargo, los Hermanos Musulmanes lo desestiman diciendo que sólo han sido 170 mil. Sus argumentos del grupo son entre otros: que no se ha restablecido la seguridad interna, fijan una postura en contra del reciente préstamo de 4,800 millones de dólares por parte del Banco Mundial para sanear las cuentas públicas, servilismo aún mayor a los EEUU, que según ellos se hace evidente en las nuevas reformas al libre mercado que ha aprendido en la Universidad del Sur de California donde hizo su doctorado y país de donde sus hijos son nacionales.
El primero de julio se genera un movimiento masivo que se dice superó las dimensiones que se vivieron con Mubarak y nuevamente con el apoyo de las Fuerzas Armadas se ha destituido el 3 de julio al Presidente poco astuto, lo cual ha generado revueltas, heridos y muertes por los que apoyan a Mursi y sus opositores que cuentan con el ejército que a la vez es apoyado por los EEUU en este documento que se tiene junto con Israel de acuerdos de paz y colaboración.
Quizá sea que el pueblo egipcio ya sabe cómo organizarse para quitar a quien está al frente cuando no represente los intereses de la mayoría o que ha fallado en el cumplimiento de lo prometido en campaña, tal vez sea un alboroto propiciado por las Fuerzas Armadas que se habían quedado fuera en la toma de decisiones y, quienes vuelven a controlar el Estado hasta nuevas elecciones bajo una violencia que ya ha preocupado a las Naciones Unidas por esta nueva manera de exterminar a los que profesan el Islam.
Estados Unidos uno de sus principales aliados ha dicho que no considera que sea un golpe de Estado sino una revolución, de decir que se encuentra a favor estaría metiendo su mano en algo marcado como un ejercicio democrático y ajeno a él y de decir que se encuentra en contra estaría apoyando la islamización del Estado algo en lo que en verdad Estados Unidos ha mostrado su miedo a lo largo de los años. Así que lo más probable es que siga su relación de intercambio de estrategia y cooperación hacia con el ejército egipcio.

Edwin N. Vargas Plascencia
Relaciones Ineternacionales FES - Aragón





[1]Página oficial de la CIA. Fecha de consulta: 25 de julio de 2013. Enlace:https://www.cia.gov/library/publications/the-world-factbook/geos/eg.html
[2] “La Debacle Egipcia” por Carlos Delgado del 25 de julio de 2013.
[3] “Militares, Civiles y Democracia en el mundo Árabe” por Rut Diamint y Barah Mikail.
[4] Biografías militares del mundo. Véase: Gammal Abdel Nasser, Anwar Sadat, Hosni Mubarak y Mohammed Hussein Tantawi
[5] Análisis de las causas del golpe de Estado en Egipto. Especial de CNN Chile con fecha de 3 de julio de 2013.
[6]   “La Debacle Egipcia” por Carlos Delgado del 25 de julio de 2013.
[7] Diario “El País”. David Alandate. 27 de julio de 2013.
[8] BBC Mundo: “Tamarod: el movimiento que quiere sacar a Mursi del poder en Egipto.” Martes 2 de julio del 2013.

19 jul 2013

El gasto Público en la educación de los mexicanos

Nuestro Sistema Educativo Nacional es un vivo reflejo de la lógica partidista y corporativista con la que se configuró el México posrevolucionario. La demanda de oportunidades educativas era enormemente eclipsada por las condiciones tan precarias en las que se desenvolvió el grueso de la población tras el largo –y poco productivo en materia educativa— periodo del Porfiriato. Si bien tuvo sus intermitencias como los años de Vasconcelos configurando el sistema educativo mexicano con una creciente oferta cultural, o el Cardenismo con la impartición de una educación meramente socialista, la realidad es que la cobertura educativa en nuestro país siempre ha sido limitada.

Para el año 2008 el porcentaje de mexicanos que contaban con educación primaria terminada era de un 46% mientras que solo un pobre 21% contaba con el nivel de secundaria y apenas un 17% había logrado concluir sus estudios de bachillerato o equivalente, un 1% mayor que el porcentaje de mexicanos que concluyeron sus estudios universitarios. Estos primeros datos duros en parte pueden ser explicados si nos remitimos a los primeros años de la posrevolución, encontrando que gran parte del gasto público en educación tenía un claro favoritismo por incrementar la calidad y la cobertura de la educación superior mientras que la educación básica quedaba claramente fuera de la partida presupuestaria. Este hecho se explica por si solo si tenemos en cuenta que al dejar de invertir en los primeros niveles educativos tarde o temprano se tendría un déficit en la demanda de estudios universitarios. 

El proceso se invirtió a partir de la década de los setentas, sin embargo, el daño ya estaba hecho, tres generaciones de mexicanos ya se habían rezagado en los niveles más básicos de nuestra educación quedando sin oportunidad de acceder a estudios universitarios y por lo tanto obligándolos a introducirse en campos laborales precarios y mal remunerados, incrementando a su vez, el número de mexicanos en condiciones de pobreza. Por su parte, el sector de la educación media superior siguió sin presentar importancia para el gobierno al momento del reparto presupuestal repitiendo el circulo vicioso de inequidad en el acceso a una educación de calidad.

De lo anterior podemos concluir como primer error al momento de planear las políticas educativas nacionales, el mal manejo que se hace del gasto público en el rubro. En términos reales, México gasta entre un 5,0% y un 6,9% de su Producto Interno Bruto (PIB) en educación, lo que nos convierte en uno de los Estados que más invierte en la materia solo superado por países como Estados Unidos con el 7,8%, Corea con 7,0% o Dinamarca con un 7,1% de su PIB (lo que en términos absolutos es un gasto mayor al de México al ser países con un PIB mayor al nuestro pero en términos relativos, el porcentaje que México dedica de su PIB a la educación es mayor). Tenemos así que en el presupuesto de egresos de la Federación para el año fiscal 2012 los recursos destinados a la educación representaron 251,764.6 millones de pesos mientras que para el año fiscal 2013 la misma secretaria dispone de 260,277.2 millones de pesos, un incremento del 3,3% en relación con el último año de gobierno de Felipe Calderón. Este gasto relativamente enorme contrasta con el uso inadecuado que se la da. En 2009, 97,2% de lo destinado a educación se dirigió a gasto corriente, es decir, 8 de cada 10 pesos del presupuesto federal en educación fueron destinados al pago de sueldos y salarios. En 2012 ese porcentaje disminuiría en apenas 4,8%. De la totalidad de recursos destinados a la educación la Federación destina el 64%, el sector privado 21,6%, los estados 14,3% y los municipios el 0.02% lo que explica que los Estados que dedican más de sus propios recursos a este rubro son aquellos cuyos alumnos resultan mejor evaluados en pruebas como ENLACE o PISA, en contraste con aquellos Estados en los que el financiamiento Estatal es menor, como Oaxaca, Guerrero y Tabasco (últimos lugares en las mismas pruebas)

Resulta un tanto irónico que en una sociedad en la que más del 90% de los fondos destinados al sector educativo terminan como gasto corriente, las protestas sociales perpetradas por docentes con consignas de mayores recursos y remuneraciones más onerosas sean una constante dentro de la ecuación. 

Esto no quiere decir que el descontento por la baja remuneración de los profesores mexicanos sea infundado o que su principal petición no se pueda llevar a cabo, de hecho, México se ha colocado como el quinto país con peores sueldos para sus profesores de los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Acorde al último informe de la SEP sobre el nivel de ingresos del docente, un profesor de prescolar con grado de licenciatura gana en promedio $7,500 pesos mensuales, la American Chamberce of Comerce Mexico la ubica dentro de las 10 profesiones peor pagadas en nuestro país junto con Enfermería, Periodismo, Historia, Nutrición y Psicología. A esto hay que sumar el hecho de que entre el mismo grupo de países pertenecientes a la OCDE, México ocupa el primer lugar con el mayor número de alumnos por profesor con un promedio de 28,2 alumnos por docente en comparación con los 14 alumnos por profesor de Estados Unidos y Finlandia (este último líder en las pruebas PISA en todas sus aplicaciones). Aun así, México sigue destinando más recursos al gasto corriente que a los usuarios finales del Sistema Educativo Nacional, los estudiantes. Nuestro gobierno destina apenas 2,875 dólares (37,600 pesos) por alumno lo que lo coloca en el último lugar con la peor asignación de recursos por escolar.

El Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación por su parte, funge como la mayor fuente de corrupción que tiene nuestro sistema educativo. Pese a que no hay cifras oficiales proporcionadas por el Estado que revelen la situación financiera del gremio o siquiera con cuantos sindicalizados cuenta en todo el país, es oficial que el sindicato recibe por concepto de cuotas un aproximado de 102 millones de pesos al año habiendo pasado de poco más de 92 millones 644 mil 242 pesos en 2006.

De todo lo anterior podemos concluir en este primer apartado que uno de los problemas principales en materia educativa en México radica en el hecho de un mal uso de los recursos y la carencia de un plan de inversión y distribución de los mismos.

Ricardo Orozco
Relaciones Internacionales FES - Aragón


1) Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, El  Gasto público en Educación en America Latina ¿da resultado?; en: http://www.oecd.org/dev/41562725.pdf
2)Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, "Estudio de la OCDE sobre el proceso presupuestario en México", 2009.
3) México Evalua, "10 puntos para entender el gasto educativo en México: Consideraciones sobre su deficiencia.
4) Carlos Elizondo Mayer-Serra, "Por eso estamos como estamos: La economía política de un crecimiento mediocre", Debolsillo, 2012.