Rusia
en el año 2013 ha sido catalogado como uno de los 10 máximos contaminantes del
mundo, el 8º (datos de WWF) para ser más precisos, sus altos índices de CO2,
residuos nucleares y contaminación del agua potable, son los mayores problemas
que afectan al Estado ruso en el ámbito climático.
El
lago Karachay es un claro ejemplo de contaminación en el agua por parte de
Rusia; este lago recibe los deshechos de la central nuclear en Smolensk de
producción de armas que vierte 120 millones de curies de radioactividad. La
radiación en este lugar podría matar a alguien en tan sólo una hora de estar
expuesto. Sin embargo, lo más preocupantes es que la radiación se filtra
gradualmente en el subsuelo impregnando corrientes subterráneas que propagan la
toxicidad.
La
ciudad de Dzerzhinsk es un centro de industria química rusa. Hace años era uno
de los núcleos de producción de armas químicas más importantes de la extinta
URSS, esto demuestra la situación química que afecta a Rusia y que puede
salirse de control, como ha sucedido en otras ciudades del mundo, tales como el
accidente de Fukushima y Chernobyl.
La
OMS estima que más de un millón de personas muere indirectamente cada año en
todo el mundo por exposición a concentraciones elevadas de ozono, dióxido de
nitrógeno y partículas tóxicas finas o ultra finas en suspensión (PM10 y
PM2.5).
En
los últimos 12 años, Rusia junto con Kazajistán e Irak han aumentado sus metros
cúbicos de contaminantes de CO2, esto ha creado ya varios sucesos preocupantes
como en Agosto de 2010, cuando en Moscú se alcanzaron los niveles máximos de
contaminación en el aire, el nivel de monóxido de carbono había excedido la
concentración mayormente permitida en 6.6 veces y el contenido en sustancias en
suspensión en 2.2 veces, esto causo gran conmoción en el mundo y sobre todo al
Estado ruso, pues surgió una neblina de contaminación, lo cual anunciaba
cambios urgentes.
Por
eso mismo, en julio de 2013, el gobierno ruso ha decidido a tomar la “opción
verde” en energía (fuentes de energía limpias), aunque cuente con grandes
reservas de hidrocarburos y centrales nucleares, de las cuales dependen
naciones de la Unión Europea y China.
El
Presidente Vladimir Putin, en una reciente reunión con unos grupos juveniles,
daba pista sobre las intenciones del gobierno: “hoy por hoy las energías
alternativas existen solo porque están subvencionadas, pero eso no significa
que no haya que desarrollarlas”, dando así lugar a las fuentes energéticas como
los paneles solares, la energía eólica y principalmente a las bombas de calor,
que en países fríos como Rusia son las geotérmicas, que obtienen la energía
residual del subsuelo, a unos siete metros de profundidad donde la temperatura
de la tierra es estable y oscila entre los 5 y 15 grados, dependiendo de la
latitud del terreno, pero también están las que se obtienen del agua y del
aire.
El
cambio climático es un problema que se está agravando, es necesario reconocerlo
y crear soluciones contra éste, y Rusia es uno de los países que debe apoyar
más, ya que siendo un Estado con gran poder económico, social, militar e
industrial a nivel mundial, debe de crear y aceptar acciones que detengan el
dilema del cambio climático que aqueja a todas las naciones.
Un
gran paso de Rusia es la ratificación del Protocolo de Kioto en 2002, aunque no
se lograron las metas fijadas para 2012 de este protocolo, se ha extendido y se
espera disminuya la contaminación en un
gran porcentaje para 2020, el nuevo problema es la inestabilidad de la
Federación Rusa, pues junto con Canadá y Japón no han accedido a este nuevo
compromiso, si estos 3 Estados no ratifican el Protocolo nuevamente, solo se
llegaría a disminuir apenas un 15% las emisiones globales.
Es
alarmante esta situación que atraviesa el mundo y que los gobernantes no se
preocupen por datos como los ya antes mencionados que más de un millón de
personas mueren indirectamente por la mala calidad que se encuentra en el aire,
sin mencionar el cáncer de piel que se agrava por la capa de ozono que se está
perdiendo.
Los
contaminantes han causado un gran daño ambiental, que harán llegar el momento
donde será meramente imposible vivir en este planeta, Chernobyl es la prueba
perfecta, o quizás nos adaptaremos a las circunstancias del clima, ya que
nuestros gobernantes y empresarios no están interesados en la problemática del
cambio climático, pues primero tienen en cuenta su economía y poder a costa de
la naturaleza y la calidad futura de vida de la sociedad humana y animal.
Por: Aldo Longines
Relaciones Internacionales-UNAM FES Aragón
1er. Semestre